Xavier QuirarteEl puertorriqueño Jerry González era puro fuego. De mirada intensa, lo mismo en la trompeta que en las congas, se entregaba a la música como un poseso. Años después, explicaría su pasión por Monk: “Me encanta su música, tiene un gran sentido del humor y tiene muchos trucos rítmicos. Cada pieza de Monk que tocas es como un mapa, como un crucigrama y si lo resuelves, cada una te enseña algo”. Aquella ocasión Jerry contaba que cuando empezó a tocar con Diego El Cigala los flamencos lo veían con suspicacia.
Source: Milenio October 03, 2018 07:55 UTC