Recordemos la más familiar para nosotros, la católica: el ángel favorito de Dios cae de su gracia por traicionarlo, a causa de su ambición por convertirse en ÉL. Cuando Luzbel es confinado al infierno y se convierte en Satanás, decide corromper lo más preciado de la creación: el ser humano, y así encarna la maldad. Todos podemos ser el ángel caído. Es importante, antes, distinguir la verdadera maldad, el extremo, de un acto inmoral, uno irracional o uno ilegal. Y entonces llegamos a lo que decía Albert Einstein:“El mundo no está en peligro por las malas personas, sino por aquellas que permiten la maldad”.
Source: La Crónica de Hoy September 10, 2018 03:45 UTC