Dudo, sin embargo, que viole la reserva si cuento que ambas veces deliberamos sobre la edad: la mía, la suya. Él reflexionaba en torno de las amarguras de quienes a estas alturas vivían vidas sin presente, de cómo acumulaban rencores día con día aquéllos que no tenían en qué ocuparse. Me cuesta imaginar qué hecho poderoso pudo ocurrir entre agosto y noviembre que lo llevara a modificar la perspectiva. Tanto como que aceptara canjear la intensidad de las riendas de la Fiscalía por un resort en Berlín, Londres, Viena. Su “ya merito” les diremos a qué embajada se va, expresado ayer, pareció una rudeza extra a un hombre de 86 años.
Source: Excélsior December 23, 2025 14:13 UTC