El otro es consecuencia de un movimiento político legítimo, pero de objetivos radicales y confusos, con un componente en su desenlace que le cambia todo el sentido: el narcotráfico. En torno a los hechos de Iguala hay mucha confusión, se cometieron muchos errores, pero también hay demasiada manipulación. El equipo del presidente electo cuando habla de represión la confunde con la lucha contra los grupos criminales y equipara a éstos con movimientos sociales. Hay que temer a esa comisión porque quienes manejan a los padres no son víctimas ni tampoco colaboradores imparciales, sino parte de movimientos con agendas muy específicas. La Comisión de la Verdad, como está planteada, es un espacio militante y manipulado que alcanzará objetivos propios, todos menos uno: establecer la verdad y hacer justicia.
Source: Excélsior October 03, 2018 09:33 UTC