La flota hará después escala en Montevideo y en Buenos Aires, entrará en Ushuaia, dará la vuelta al Cabo de Hornos, ascenderá a la fascinante Valparaíso, seguirá hacia Perú, Ecuador y Panamá, moverá las casas de Curazao, atracará en Cartagena de Indias, en La Guaira, en Santo Domingo, en La Habana y en Cozumel para culminar espectacularmente en Veracruz. Dos veces me ha deparado la fortuna mirar a la “Cuauhtémoc” entrando a puerto, mostrando sus gracias con el donaire de su majestuosa lentitud, las velas áuricas al aire —velas “cangrejas”, velas “escandalosas”— en el trance de ser recogidas con pericia por los cadetes trepados en los altos palos, con la enorme bandera tricolor ondeando sobre la popa. La primera vez fue en Oslo, en 1985, cuando nuevecita (pues fue botada en 1982) entró una mañana al puerto en una maniobra perfecta: los silbatos dando órdenes, la coreografía milimétrica de los muchachos danzando por la hermosa arboladura. La segunda vez fue en 2003, en Rouen, en Francia, puerto interno hasta el que penetró el velero a contracorriente del Sena. ¡Vaya con bien la “Cuauhtémoc” y que regrese aún más hermosa!
Source: El Universal February 13, 2018 07:41 UTC