Por: Roberto CoresA estas alturas del mes ya sabía con precisión de reloj suizo cuándo pondría proa al norte hacia Trujillo y ser uno de los miles que con proa al norte y al sur íbamos el fin de enero para el Concurso Nacional de Marinera. Me era una de esas ocasiones, al alcance, para encontrar un Perú de todas las razas y bolsillos unidos por y con el baile nacional de pareja. Puedo verla como brillante espectáculo que luce trabajo coreográfico con animadas estampas y figuras más ágiles pasos casi acrobáticos. Pero no tiene, y extraño, esas maneras naturales, espontáneas, de la llamada y respuesta en el baile de pareja no ensayado ni tabulado. En OIGA publiqué en mis secciones Personas y Cinco Esquinas unas en blanco y negro, otras en color.
Source: Expreso January 25, 2021 13:52 UTC