No estoy seguro si las normas de paridad de género que emitió el Instituto Electoral nos deberían de dar orgullo o vergüenza. Lo que da vergüenza es que hayamos tenido que llegar a este tipo de sobre reglamentación por el machismo subyacente en toda la sociedad, pero particularmente en la política. No solo tienen que nombrar candidatas en la mitad de los municipios, sino que deben de hacerlo en aquellos donde hay posibilidad de ganar. El resultado de esta política pública deberá reflejarse en el 2018 en el número de mujeres encabezando municipios y ocupando las sillas de diputados y regidores. Para ello se requiere que no solo exista una paridad de género sino también una paridad de voluntades, que los hombres entendamos esto no como una graciosa concesión sino como una inteligente decisión, y eso me temo, aún está lejos de cumplirse.
Source: EL Informador November 06, 2017 12:11 UTC