El problema con el discurso de Enrique Ochoa Reza no es el de un racismo consciente —que en México es casi inexistente— sino con el que proviene de una traición del inconsciente —que en México es el pan de cada día. Lo que se oyó fue desastroso: “Los prietos de Morena”. Es obvio que el dirigente priista no es ningún supremacista blanco o nada parecido, pero está claro que usó el apelativo “prietos” de manera despectiva. Para revisar cómo, en la vida cotidiana —y, a menudo, en los medios masivos— hay discriminación hacia los indígenas y hacia muchos otros mexicanos. Lo que dijo Ochoa es racista; lo que dice López Obrador sobre “señoritingos”, “fifís” y “blancos” es otra cosa: jugar a la identificación primaria de las mayorías.
Source: La Crónica de Hoy February 13, 2018 06:00 UTC