La pandemia del coronavirus ha llegado para consolidar una tendencia que, desde hace tiempo, viene transformando los hábitos del mundo industrializado: la de no tocarnos. A medida que nos adentramos en el siglo XXI nos vamos tocando menos. El comando hipermoderno de no tocarnos se presenta como una cadena: no solo no tocamos al otro, tampoco tocamos lo que ha tocado. El sexo empieza, desde hace miles de años, con el tacto y la saliva, ingredientes fundamentales que hoy tenemos prohibidos. A la canción de Radio Futura habría que cambiarle el sentido: no tocarte o, quizá, podrías devorarme.
Source: Milenio March 30, 2020 08:15 UTC