Dicho espacio, con recintos independientes, funcionan como “cunas” donde se tiene un mejor control y observación de las larvas recién nacidas y donde se llevan a cabo actividades como alimentación, registro de conductas, medición de parámetros físicos y químicos del agua, entre otras. Después de casi tres meses de desarrollo y seguimiento, las crías comenzaron a eclosionar, es decir, a salir del huevo que los protegía y donde llevaron a cabo su desarrollo hasta lograr convertirse en pequeñas larvas de menos de 2 centímetros de largo. Las crías se mantienen en constante monitoreo para favorecer la supervivencia de la mayoría, lo anterior debido a que las tasas de supervivencia de los ajolotes en general suelen ser muy bajas. Por esta razón, la reproducción exitosa de esta especie representa un logro para su conservación. La Secretaría del Medio Ambiente reitera su compromiso con la conservación de la biodiversidad en la Ciudad de México y destaca este éxito reproductivo del Ambystoma altamirani bajo cuidado profesional, el cual refleja el gran esfuerzo interinstitucional que se hace por la protección de una especie endémica de nuestro país.
Source: Diario de Yucatán June 13, 2024 20:09 UTC