Ingrediente indispensable del Estado moderno mexicano es su laicidad, esencia de la Segunda Transformación que encabezó el presidente Benito Juárez, principio que ahora se ve amenazado por la iniciativa de una senadora de Morena para reformar la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público. El proyecto plantea cambios que anularían la separación Estado-iglesias. Entre ellos, el uso de medios de comunicación masivos o la creación de relaciones de trabajo con el gobierno, además de que plantea que cualquier autoridad pueda asistir —en su carácter de funcionario— a actos de culto público. El propio presidente Andrés Manuel López Obrador, admirador declarado de la obra de Juárez pero a la vez simpatizante del pensamiento evangélico, lo resume en una frase bíblica: “A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”, con la que el propio Jesucristo establecía la separación de los asuntos terrenales de los celestiales. Es plausible que el Estado mexicano reivindique el principio de laicidad que lo ha sustentado desde hace más de siglo y medio, sin embargo no debe descartarse la posibilidad de revisar la relación con las iglesias para hacer adecuaciones de cara a los nuevos tiempos que se viven.
Source: El Universal December 19, 2019 08:36 UTC