Entró al mar con una camiseta, pero se la sacó cuando vio su cuerpo ennegrecido. “Le había pedido permiso para ayudar a limpiar la playa y ella me lo dio, ¡pero a condición de que no me ensuciara!”, confesó Everton. Cuatro días después de que esa foto fuera tomada, solo se veían algunos fragmentos de petróleo en la playa. El Ejército había tomado entre tanto el mando de las operaciones de limpieza, prohibiendo la participación de niños. Desde el inicio de la catástrofe, se han recogido unas 1000 toneladas de crudo, según datos de la Marina brasileña.
Source: El Comercio October 25, 2019 18:56 UTC