Durante las horas que permanecieron en el lugar desconocido el padre fue torturado, mientras las hijas y esposa escuchaban sus gritos y llanto. Al día siguiente la mamá y las tres niñas fueron abandonadas en una carretera, sucias, sin comida ni dinero. En cifras, esta historia se registra como uno de los delitos que la autoridad sí castiga, en la que sí hay una efectiva lucha contra la impunidad y la delincuencia organizada. Quizás el padre de esta familia realmente estaba involucrado en el robo de hidrocarburos y en el negocio de narcotráfico. La aceptación de la tortura en algún grado parece llevar inevitablemente a excesos como los que aquí se relatan y a difuminar, aún más, la tenue línea que distingue a delincuentes y autoridades.
Source: El Universal January 23, 2018 08:15 UTC