El presidente chino, Xi Jinping, comenzó ayer su visita de tres días a Rusia, la primera desde que obtuvo su tercer mandato consecutivo, así como desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania. Aunque las miradas se han centrado en el propósito de Pekín de ejercer de mediador en el conflicto en Europa del Este, la duración de la estadía de Xi y el contexto general en que se realiza permiten ver que habrá mucho más sobre la mesa. Se trata nada menos que de refrendar un acercamiento que se remonta a más de una década atrás, antecedido por recurrentes declaraciones mutuas de amistad y coincidencia, con Xi calificando a su anfitrión Vladimir Putin como mejor amigo en 2019, y hablando de relaciones a un nivel sin precedente en 2021. Bajo este rótulo se enmarca un despliegue de inversiones en infraestructura sin punto de comparación, símbolo de la apuesta del dragón asiático por transitar un camino a la preponderancia global distinto al de Estados Unidos y los imperios europeos que le precedieron, es decir, mediante la economía y el beneficio mutuo, en lugar de las armas y el saqueo. Como preparación a los encuentros, ambos mandatarios publicaron artículos en los que destacan la fortaleza del vínculo bilateral y la determinación de avanzar juntos en sus objetivos comunes.
Source: La Jornada March 21, 2023 17:35 UTC