Preocupa que el destino de la educación nacional se vea comprometido en el tumulto irracional que suscita la campaña electoral. La educación es el activo más valioso de la nación, es el servicio que el Estado ofrece a 25 millones de niños y jóvenes, es el medio más poderoso con que la comunidad nacional cuenta para construirse un futuro de democracia y prosperidad. En el pasado reciente, la lideresa del SNTE, con el apoyo del presidente Felipe Calderón, promovió una reforma educativa (2008) que otorgó al sindicato la facultad (inconstitucional) de co-gobernar la educación pública al lado de la SEP.En el proceso, la cúpula del SNTE se apoderó prácticamente del gobierno educativo y se instaló en el sistema educativo un régimen de arbitrariedad y corrupción sin paralelo desde la época de Miguel Alemán. La reforma educativa se propuso, precisamente, romper este orden de cosas y recuperar la rectoría de la educación nacional para el Estado. Opino que la evaluación para la permanencia puede discutirse, puede modificarse, es posible cambiar sus términos, cambiar su modalidad, pero derogar la reforma echando abajo el Servicio Profesional Docente en su conjunto sería un disparate histórico.
Source: La Crónica de Hoy February 13, 2018 06:56 UTC