Y así, sin imaginárselo siquiera, frente a la cámara, comenzó la joven de Herat el arduo camino para su liberación. No improvisa, tiene muy estudiada la letra, como si la hubiera escrito con la sangre, no como, estaba escrita con su sangre, con el alma misma. A la fecha casi un millón de personas en el mundo lo han visto, un rap que más que rap se volvió un himno, una proclama, el grito libertario de una adolescente en la brega por su libertad. El día que finalmente obtuvo su pasaporte en Kabul, y poco después el sello con el visado de los Estados Unidos, Sonita tenía la mirada y la sonrisa de quien acaba de renacer. La libertad es hija de la palabra, la poesía y la música son formas radicales del alma en rebeldía.
Source: La Crónica de Hoy December 30, 2017 06:11 UTC