Hubo un tiempo en que Alan García era capaz de hipnotizar a una audiencia de miles de personas con un solo balconazo. Era obvio que se había leído a Macchiavello y Tsun Tzu, pero también a Boccaccio y Casanova. ¿Qué pasó con él que terminó convertido en este tío obeso que ahora sólo provoca los mejores memes de las redes sociales? Si García pudiera verse en ese espejo sabría que su tiempo ya pasó. Que de su pasado apogeo sólo le quedan (como en el vals) bucles, retratos, pañuelos, cartas de amor y nada más.
Source: La Republica September 02, 2018 12:22 UTC