Ad portas del bicentenario republicano, la escena contemporánea continúa mostrando a una clase política inyectada de odio, enceguecida por la ambición, manipulada por intereses subalternos, atragantada de mediocridad, desnuda de valores, anémica de principios y anquilosada de corrupción. En suma, en 200 años el Perú sigue siendo un jugoso botín disputado por quienes, tomando el nombre de las mayorías, saquean las arcas de nuestro precario Estado, impidiéndonos ser Nación. Hoy, dos siglos después, el fondo y la forma de nuestro Perú no ha sufrido grandes cambios. Así vemos a un jefe de Estado desnudado por su entorno, tratando de maquillar sus estropicios y los de sus bufones. Esta dinámica del sabotaje permanente al jefe de Estado y a su gobierno es la que impide que el sistema y los valores democráticos se afiancen y fortalezcan.
Source: Expreso September 14, 2020 07:41 UTC