En ese momento, el hallazgo se consideró una rareza, sin mayor relevancia para organismos más complejos. Sin embargo, esto cambió en 2000, cuando Ruvkun encontró otro microARN. En la actualidad se sabe que el genoma humano codifica más de mil microARN diferentes. En este contexto, los microARN, descubiertos por Ambros y Ruvkun funcionan como pequeñas notas que alguien coloca sobre partes específicas de la receta, cubriendo determinadas instrucciones. Se estima que las terapias basadas en microARN podrían inhibir genes causantes de resistencia a los medicamentos en células cancerosas, mejorando la eficacia de los tratamientos.
Source: La Jornada October 09, 2024 14:14 UTC