Haya hecho lo que haya hecho, el papel de Alan García en la política peruana fue tan descollante que afectó incluso a su propio partido. Pienso que los apristas, naturalmente, le estarán eternamente agradecidos por haberlos llevado al poder dos veces, cuando ni siquiera el mito de Haya de la Torre pudo hacerlo. Cuando uno lee la doctrina aprista hoy el partido de la estrella sería llamado caviar, progre, rojo, etc., por los mismos partidarios que, por defender a capa y espada a su fenecido líder, han sacrificado ideología, principios y carrera, también debido a una extrañísima abnegación alanista digna de un análisis más profundo. El Apra no es hacerle la comparsa al fujimorismo, el Apra nunca debió ser solo García y su defensa o Mulder, Del Castillo, Velásquez Quesquén. Es cierto que en el apasionado esquema aprista Haya es como Dios, Alan es como Jesús y los antes mencionados como sus discípulos, pero los jóvenes apristas ya tienen que tomar la posta de sus vacas sagradas y empezar a hablar de propuestas y futuro.

Source: La Republica April 25, 2019 10:07 UTC