El anuncio de que las construcciones que se emprendan en la Ciudad de México a partir del próximo año tendrán que contar no sólo con autorización de autoridades y expertos, sino ahora también con la aprobación de los vecinos, podría redundar en una nueva crisis inmobiliaria, tras de conocerse que en 2019 la inversión en el sector cayó a casi la mitad del total que había estado manejando hasta el año pasado. La nueva medida aplicará para todo inmueble o conjunto que se desplante en un terreno de 5 mil metros cuadrados en adelante, o en predios menores pero en donde la suma de lo construido exceda los 100 mil metros cuadrados de superficie. Hasta hace poco, dejar a la industria de la construcción en libertad redundó en una proliferación de obras casi sin control, cuyos resultados más adversos se vieron lo mismo en el terremoto de septiembre de 2017 que un desplome sin causa justificada de una plaza comercial ya en funcionamiento o los registrados en diversas obras en alguna etapa de su edificación. Lo anterior hará que cualquier resultado que se dé a favor de una construcción, hará levantar sospechas sobre la forma en que se llevó a cabo la consulta y en la validez de sus resultados, pudiendo señalarse la existencia de otros intereses detrás de ella. Es por lo mismo que, como en todo proceso de consulta pública, deberá cuidarse al máximo la transparencia y confiabilidad de los procedimientos para dar certeza a las decisiones tomadas colectivamente.
Source: El Universal December 18, 2019 09:56 UTC