Acapulco.— Soy un acapulqueño que ha visto cómo el puerto dejó de ser un paraíso para convertirse en el purgatorio. Durante mi niñez, cuando llovía, con mis vecinos y primos corríamos a las calles a jugar futbol bajo el agua. No lo niego, Acapulco nunca ha sido un lugar de mansa tranquilidad, pero tampoco ese infierno en que se convirtió en la última década. Tampoco van a bares. La violencia nos ha puesto en cara muchas escenas de terror, de dolor, desolación, de mucha muerte, de muchas desapariciones.
Source: El Universal October 27, 2019 07:52 UTC