Si nos apegamos a este simple y llano pero, sobre todo, demoledor axioma, la gestión de la señora María del Rosario Piedra Ibarra al frente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), de 2019 a 2024, representa per se, un monumental acto de corrupción. Su llegada a este despacho se da por una especie de azar, por la cercanía que tuvieron el expresidente Andrés López Obrador y la legendaria activista social Rosario Ibarra de Piedra (1927-2022). La CNDH, para aquellos que ya lo olvidaron, fue creada en 1990, durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Tristemente, con Rosario Piedra la Comisión se ha ido hundiendo paulatinamente en la opacidad y la inoperancia. Es por eso que Rosario Piedra Ibarra no debe ser ratificada para un segundo período al frente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.