Las reformas electorales han buscado equilibrar la representación y evitar que una sola fuerza política pueda dominar unilateralmente. La reforma electoral de 1988 estableció un límite a la sobrerrepresentación, pretendiendo que ninguna fuerza pudiera modificar la Constitución por sí sola. Sin embargo, en la práctica, los partidos políticos han encontrado formas de sortear estas restricciones, amenazando con distorsionar la voluntad popular. Lo deseable es que cada partido político obtenga el mismo porcentaje de diputados que el de votos en las urnas. Esta estrategia busca ilegítimamente aumentar el número de legisladores necesarios para cambiar el régimen político del país sin consenso amplio.


Source:   El Universal
July 20, 2024 21:23 UTC