Creo, con Luis Carlos Ugalde, que el demasiado poder que ha recibido la presidenta electa Claudia Sheinbaum puede ser uno de sus problemas. Es un poder enorme que hay que llenar, cosa difícil de hacer en esta circunstancia, porque el poder que Sheinbaum recibe está muy poblado. El demasiado poder es exigente, hay que llenarlo, porque lo guía y lo exacerba un dictum trágico, creo que de Octavio Paz: quien no usa el poder que tiene, acaba devorado por el poder que no ejerció. Si la presidenta no absorbe y reúne bajo un mando razonable el excesivo poder que ha recibido, los muchos poderes reunidos bajo la sombra de su gran poder tomarán su propio rumbo, harán su propio juego. Y el gran poder podría acabar en algo más parecido al desorden que al poder.