Cuando algún jugador empezaba a despuntar en las décadas de los 50 y 60, se solía decir, “pero no es Willie Mays”. Cuando le preguntaron una vez su secreto para ser tan buen bateador, Mays dijo que había copiado todo. Después de siete años en Nueva York, Mays y los Gigantes se mudaron a San Francisco tras la temporada de 1957. Luego regresó a Nueva York para terminar su carrera con los Mets en 1972-73. “Willie Mays no fue sólo un deportista singular, bendecido con una combinación sin paralelo de gracia, talento y poder”, escribió Obama el martes en la red social X.