Los respeta y apoya, facilita sus comunicaciones y publicaciones, pero siempre aclara que los trabajos y sus frutos son de ellos. Esta y otras prácticas similares forman parte de la esencia de nuestra UNAM y de toda universidad digna de tal nombre. Lo que sí debe hacerse es reafirmar el apoyo ciudadano a la universidad y concitar a los universitarios a tomar conciencia de la difícil circunstancia que su y nuestra institución encara. La universidad ha resentido la absurda política de supuesta austeridad que, como suele ocurrir con este tipo de ocurrencias, recae sobre los más débiles y vulnerables. Nuestra universidad no es institución enclaustrada, ajena al acontecer nacional, ni voz única.